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MI CONCLUSIÓN
Si analizamos los esquemas de baños vistos, y le quitamos lo que corresponde a las duchas, que
no tienen los baños públicos, vemos que las diferencias son mínimas.
La colocación de dos barrales, uno fijo y otro móvil, el inodoro que es 8 cm. mas alto, el lavabo
que no debe estar apoyado sobre una columna,
Si tenemos en cuenta que los barrales pueden servir también de ayuda para personas adultas
mayores, que los lavabos pueden estar colgados sin la necesidad de estar apoyados sobre una
columna, que las diferencia de altura del inodoro es irrelevante, y puede ser resuelta con una tapa
de distinta altura, la única diferencia está en las dimensiones del baño que deben estar en función
de la silla de ruedas.
Podríamos decir entonces , que un baño “para discapacitados puede ser utilizado por todas las
personas. Desde el punto de vista de los costos, es mucho mas económico ya que en lugar de
hacer tres baños haríamos dos. También por el costo de los artefactos. A manera de ejemplo, un
inodoro para discapacitados (8 cm. mas alto) cuesta $ 1.373,64 y uno común $371,42 (precios al
04/03/2013).
Otro aspecto, mas trascendente aún, es el poder vernos todos como personas, compartiendo
los mismos servicios, acostumbrarnos a vernos cotidianamente, reconocernos en nuestra
diversidad, en nuestras capacidades, en nuestras necesidades, para tener cada vez más una
actitud de comprensión más que de conmiseración, de integración más que de discriminación…
Hasta ahora la normativa sobre baños solo tiene en cuenta la discapacidad motriz.
Para diseñar un baño para la universalidad de su uso, tendríamos que incorporar recorridos podo
táctiles, y señalizaciones sonoras, en Braille, con planos hápticos etc. que permitan a personas cie-
gas o disminuidas visuales poder llegar a los mismos con la mayor facilidad y autonomía posible,
incluyendo también el recorrido interior para facilitar el reconocimiento de los artefactos.