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del suelo y la vivienda. Es cierto que , desde hace más de una déca-
da en Argentina instala una etapa de reconstrucción o ampliación del
modelo de Estado de Bienestar, la regulación del acceso del suelo
o la vivienda, se mantienen las antiguas reglas del neo-liberalismo
económico. La oferta estatal de vivienda de interés social se ha in-
crementado en este período aunque no llega a revertir el déficit que
constituye una deuda histórica del Estado Nacional desde hace mas
de cinco décadas. Por este motivo debe garantizarse el acceso jus-
to al hábitat urbano. Esto incluye reformas al código civil y penal.
Por otra parte, la inquilinización precaria genera múltiples problemas.
Aquellos que viven en estos barrios en esas condiciones lo hacen en
situaciones más inestables y en peores entornos urbanos. Habitual-
mente lo que se alquila es un cuarto pequeño con baño compartido.
Esto implica un fuerte hacinamiento y contratos sin ningún tipo de
resguardo. Este fenómeno se refleja en todas las grandes ciudades
de América Latina y pone en crisis las políticas públicas que deben
atender urgentemente a esta población, la que permanentemente
ocupa nuevos espacios vacios como única opción de salida al alquiler.
La falta de regulación del mercado inmobiliario permite que el alto
valor de la tierra profundice la brecha social, impulsando la suba
del valor de los alquileres y provocando la autourbanización infor-
mal como consecuencia haber dejado librado a “la mano invisible del
mercado” la valoración de la tierra.
Queda claro entonces que: el problema no es la escasez de vivien-
das, sino la falta de regulación del mercado inmobiliario.
Mientras se ofrecen menos préstamos hipotecarios, más personas
se ven obligadas a alquilar. De esta manera, se eleva el nivel de
NOTA
