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Para alcanzar la autonomía verdadera, es necesario pasar por la sumi-
sión y la angustia transitoria
(aunque a veces eterna)
que lo llevó a trabajar
para otro.
Pero entonces, aquella conciencia que ponía como su única esencia,
su única búsqueda, la independencia completa respecto de lo otro, se
halla en la posición de depender completamente de esto que preten-
día abolir, quedando al descubierto su falta de independencia. Mien-
tras esto ocurre, pierde su condición de
“señorial”
al mostrarse como
dependiente de la conciencia del Diseñador para darse seguridad de
su libertad. Esto plantea una inversión, modificándose al punto que el
Arquitecto queda como siervo y al revés.
En este momento, hay una circulación, una inversión de formas de la
conciencia, viéndose que no hay tal conciencia señorial, sino que más
bien, ambas son convertibles la una en la otra. El Arquitecto necesita
del Diseñador, y en esta necesidad pierde su independencia, y el Dise-
ñador, al ser puesto por el mismo Arquitecto como esencial, pierde su
condición de
“prescindible”
, quedando como lo más necesario. Entonces
la historia del proyecto de proyecto pasa por el lado del Diseñador. Por
eso en el Diseñador están las claves del progreso.
Conclusión:
A modo de conclusión podríamos decir que:
El binomio Arquitecto/ Diseñador son contrapuestos en sus respecti-
vas tareas de concebir y diseñar
(Combes)
, pero interdependientes en
sus deseos.
El primer momento de la dialéctica, primera negación de la dialéctica,
una conciencia niega a la otra y esa conciencia se le somete. Ahí tene-
mos el Arquitecto y el Diseñador.
El segundo momento es la negación de la negación: es la que el Dise-
ñador ejerce sobre el Arquitecto porque en verdad el Diseñador niega
al Arquitecto al superarlo creando la cultura arquitectónica.
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