Discapacidad Arquitectura y Sociedad | Distrito IV CAPBA | Arq. José Failla - page 24

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me no fue: Pobre Federico, que lástima…
Comprendan que quien está sentado en esta silla de ruedas sigue siendo Federico, vuestro
amigo. No dejé de ser una persona porque mis músculos ya no están dispuestos a cargar mi
cuerpo…
“Quiero ir a todos lados, igual que ustedes sin impedimentos”, pero no puedo.
Siempre dependo de que alguien me lleve. No es la silla de ruedas que me hace discapacitado,
sino los escalones que no puedo subir, los baños a los que no puedo entrar, los colectivos o
trenes a los que no puedo subir, la incomprensión social, la de los políticos que siempre tienen
una explicación para no cumplir con la ley, la de los profesionales que solo diseñan para perso-
nas ”normales” ideales como el hombre de Vitruvio.
Aunque nuestros derechos, son los mismos a los del resto de las personas a las que la socie-
dad reconoce como “normales”, con nosotros no se aplican, Entonces sufrimos más que por
la discapacidad, por no ser considerados socialmente como todos…
Si se fijan bien, las rampas, cuando las hay, tienen un ancho sensiblemente menor al de la
senda peatonal, ¿Por qué? Ni siquiera está a continuación de la senda , y entonces hay que
mover la silla de un lado para otro…
Ya les dije lo de la pendiente, casi todas tienen el 20%, cuando en realidad deben tener el
10%, lo que nos permitiría circular con autonomía sin necesidad de que nos tengan
que “empujar”.
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