Discapacidad Arquitectura y Sociedad | Distrito IV CAPBA | Arq. José Failla - page 23

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Pero no todas las calles tienen rampas, y en las que hay, tienen una pendiente muy fuerte,
el doble de la permitida, y entonces se hace muy difícil subirla. Por eso es que me trajo mi
hermano. Siempre dependo de la buena voluntad de alguien para salir, sino, estoy obligado a
quedarme en casa.
Habrán notado que casi no tomé líquido con la comida… ¿ustedes creen que es porque ya
no me gusta tomar…? Trato de no beber cuando voy a alguna reunión, que dicho de paso es
cada vez menos frecuente, para no tener la necesidad de ir al baño, porque lo que antes era un
hecho simple, placentero y casi imperceptible, hoy es “titular de primera página” leído a viva
voz por los que me rodean. Se vuelve un martirio para mi ir al baño, porque tienen que levan-
tarse los que están cerca mío para que pueda pasar con la silla.
Como hay pocos baños adaptados “para nosotros”, tengo que usar “los baños de ustedes”
donde no puedo entrar con la silla y entonces me tienen que sacar de la silla para que pueda
entrar, y arreglarme como pueda, alguien tiene que esperarme para volver a llevarme a la
mesa…en fin, es incómodo para el que me lleva y humillante para mi.
Ustedes son mis amigos, y los veo “sufrir”, por tener que verme en éste nuevo estado civil,
pues “me casé para siempre con esta silla de ruedas”.
Yo no soy un hemipléjico, soy una persona con hemiplejia. Del mismo modo, no hay ciegos o
Down, sino personas ciegas o con síndrome de Down.
Uno sigue siendo persona, pero todos ven primero la discapacidad y tal vez después ven a la
persona, y entonces nos tienen lástima…Sí, lástima…o acaso lo primero que pensaron al ver-
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