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¿alguien aceptaría que le construyesen una escalera con un escalón de 36 cm de alto, en lugar
de los 18 cm que fija el reglamento’.
Hay baños para hombres, para mujeres, y para discapacitados …los discapacitados no somos
ni hombres ni mujeres…somos discapacitados…¿Por qué los baños no pueden ser diseñados
para que entre una silla de ruedas y en lugar de construir tres se construirían dos, simplemen-
te para hombres y para mujeres.
Por otra parte, ¿por qué las personas ciegas o disminuidas visuales no tienen en la vereda una
senda con un solado texturado que les permita reconocerlo al pisarlo o tocarlo con el bastón
y así circular sin riesgo? ¿y planos hápticos o en braille?
Se produjo un silencio profundo acompañado por miradas que en lugar de estar dirigidas hacia
Federico, lo hacían hacia plato que cada uno tenía delante de si, a medio consumir…
Federico advirtió ésta situación y cambiando el tono de voz casi gritando y con esfuerzo para
que pareciera risueño dijo: ¿Bueno muchachos...quien me lleva a baño?.
Exageradas risotadas acompañaron éste comentario a la vez que todos hicieron un movimien-
to instintivo para levantarse.
Federico con el mismo énfasis de antes pero mas sonriente dijo “muchachos…era una bro-
ma” y mientras todos sonreían mas distendidos, Federico pensaba que había empezado
a ganar otra pequeña batalla cotidiana contra la incomprensión social, que es la peor de las
discriminaciones.
